Bogotá: Colsubsidio Y Sus Bibliotecas Públicas

junio 8th, 2007 by Jesus Lau

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El sensual desnudo “La Creación de Adán” de Miguel Ángel, ese fresco de 1511 que, como parte de nueve composiciones sobre el Génesis bíblico adorna el eje de la bóveda en la célebre Capilla Sixtina, fue el marco artístico que proyectaban por las mañanas, en una gigante pantalla, los organizadores del XVII Encuentro de Bibliotecas de Cajas de Compensación Familiar.  El encuentro fue dedicado al tema de “Alfabetización Informacional: Desafíos y Posibilidades”, el cual incluyó alrededor de 40 ponencias, la mayoría dedicadas a la edición y la distribución del libro, los servicios de las bibliotecas y la promoción de la lectura, y en forma minoritaria, al tema de desarrollo de habilidades informativas.  El congreso fue un evento bien organizado y con una nutrida asistencia: cerca de 400 profesionales, la mayoría de bibliotecas públicas que dependen de las cajas de compensación, las cuales administran un número similar de bibliotecas públicas a lo largo y ancho de los departamentos (estados) de Colombia.  Los organizadores principales fueron Yolanda Nieto, Jefa de la División de Educación y Cultura —una dama polifacética, de liderazgo administrativo, canto y baile—, la Administradora de ese organismo, Diana Yucuma, y el responsable operativo, Leonardo Machett, este último con trabajo práctico en el campo de desarrollo de habilidades informativas en bibliotecas públicas y mi contacto anfitrión para el evento.

Las mutualidades y las bibliotecas públicas. Las Cajas de Compensación son un esquema interesante de servicios de protección y seguridad social. Normalmente, las compañías afiliadas, según fui informado, dedican el 4% de la nómina a crear un fondo para la oferta de servicios que complementen el ingreso salarial de los empleados.  A lo largo de más de 50 años, cuando menos en el caso de COLSUBSIDIO, estos fondos se han reinvertido y se han creado grandes infraestructuras que benefician no sólo a la población laboral afiliada, sino a amplios sectores desfavorecidos de la sociedad, ofreciendo servicios como instalaciones deportivas, créditos para vivienda, farmacias, escuelas y bibliotecas.  La instauración de la primera biblioteca creada por CONFAMA, una de las cajas de compensación de la Ciudad de Medellín, en 1974, constituyó una simiente que ahora se ha reproducido hasta el actual financiamiento o administración de las más de 400 bibliotecas públicas y escolares, ya mencionadas.  La mayoría son financiadas directamente y otras las administran a nombre de municipios, tal es el caso de BIBLIORED, ente que agrupa a las tres nuevas, grandes y modernas bibliotecas públicas de El Tunal, El Tintal y Virgilio Barco, construidas por la alcaldía de la capital, las cuales compiten arquitectónicamente con las de países del llamado primer mundo.  El evento fue en la Biblioteca Virgilio Barco (nombre de un ex-alcalde y luego presidente, obra del arquitecto colombiano Rogelio Salmona), la más nueva e impactante por el ladrillo color marrón, las salas de estudio con pisos en duela de madera tropical, los grandes ventanales, moderno y amplio auditorio cubierto con madera, jardines, canales, caídas y espejos de agua, estacionamiento techado y, sobre todo, con la vista al gran parque donde se ubica, el cual es una colina con una majestuosa vista a parte de la cordillera que rodea la ciudad.  La dirección de BIBLIORED (www.biblored.org.co) esta a cargo de Silvia Prada, una carismática líder administrativa.  Las cajas de compensación son muchas, pero quizá la más grande es COLSUBSIDIO (www.colsubsidio.com).  Cada una de las mutualidades es independiente desde el punto de vista fiscal y contable, pero mantienen una alianza, una asociación, donde generan sinergias para ofrecer mejores servicios, entre ellos los de bibliotecas, las cuales han organizado el encuentro en mención a lo largo de varios años con diferentes temáticas.

Reuniones. La visita a Bogotá fue rica en interacciones con colegas en el campo del desarrollo de habilidades informativas, especialmente en bibliotecas públicas, un sector que normalmente tiene perfil bajo en Latinoamérica.  Tuve una reunión con el grupo de investigadores sobre ese tema, de la Escuela Interamericana de la Universidad de Antioquia (www.udea.edu.co), que quizás son los únicos que lo estudian en Colombia. Igualmente hice una visita al Departamento y Carrera de Ciencia de la Información y Bibliotecología de de la Universidad Javeriana (www.javeriana.edu.co), donde me dieron un recorrido por su excelente biblioteca central, así como por parte del empinado campus que está en las escarpadas colinas circundantes. Tuve otra reunión, a nombre de la Organización Universitaria Interamericana (OUI), con la directora de la biblioteca de la Universidad de Rosario (www.rosario.educ.co), la más centenaria universidad de este país, así como otro encuentro con la directora de la Escuela de Bibliotecología de la Universidad La Salle (www.lasalle.edu.co), y uno más con un directivo de la biblioteca publica del Banco de la Republica, la cual, vale la pena mencionar, es la biblioteca pública más grande y señorial de Colombia, una institución que ha jugado el papel más importante en la difusión de los servicios de una biblioteca pública en el país.  La biblioteca, ubicada en pleno centro histórico de Bogotá, es un enorme edificio cubierto de mármol gris, administrado con la eficiencia y los grandes recursos del Banco que maneja los flujos de moneda en Colombia.  La Luis Ángel Arango, nombre de dicha biblioteca, es y ha sido el símbolo de las bibliotecas públicas no solamente de Colombia, sino allende sus fronteras (www.lablaa.org).

Recorrido por el casco antiguo.  El tercer día del encuentro, lo dediqué a hacer un recorrido por bibliotecas y los sitios turísticos más emblemáticos de la ciudad; recorrí el centro histórico “La Candelaria”, donde se ubica la última biblioteca pública mencionada.  Pude caminar por las estrechas callejuelas ubicadas en las colinas, casi al pie de las verdes y boscosas montañas.  Las angostas rúas se distinguen por estar flanqueadas por casas de techos rojos de teja, con fachadas coloniales enmarcadas con balcones en madera tallada —parecidos a los de Lima—, como si fueran vitrinas adicionadas a las paredes.  La caminata, bajo la guía de la Asesora de Mercadeo de la División Educación y Cultura de COLSUBSIDIO, Sandra Afanador, incluyó el centro de la ciudad, donde pude ver al menos de lejos el Palacio de Nariño, donde están las oficinas del presidente en turno, así como otros edificios gubernamentales que han vivido la intensa y a veces dramática historia contemporánea de este pueblo, que estoicamente mantiene su alegría y empuja el avance de su país.  Finalmente, entré con brevedad a algunos de los templos, como la iglesia de San Francisco, para ver los fastuosos retablos realizados durante la época colonial española.  Bogotá tiene una altura como la de la Ciudad de México, lo cual hace que el clima sea fresco, y la abundante lluvia le permite tener una nutrida vegetación a lo largo de la mayor parte de sus estaciones.  La ciudad está en un valle que actualmente aprisiona el crecimiento urbano, por las altas montañas de la citada cordillera que la circunda; y pareciera que su única forma de seguir creciendo es usar las verdes colinas que descienden al valle de Bogotá.

Miguel Ángel de nuevo. El viaje fue rápido, pero placentero por las interacciones profesionales, así como por el conocimiento más cercano del desarrollo de las bibliotecas públicas colombianas.  En este país, las cajas de compensación han hecho una labor única en el continente, y ahora tienen el reto de facilitar el Desarrollo de Competencias Informativas entre sus usuarios, los ciudadanos colombianos.   Al concluir el viaje, la imagen de la Creación de Adán cerró un círculo, porque el mismo sábado que regresé, Bogotá-Veracruz, después de un recorrido de doce horas  con paradas en Panamá y Ciudad de México —me levanté a las cuatro de la mañana ese día—, tuve el compromiso de asistir a una boda de la sobrina de unos amigos, evento donde, para mi sorpresa, el sacerdote dedicó su sermón a la pintura de la Creación de Adán de la Capilla Sixtina del Vaticano, para aconsejar a los desposados de sus deberes matrimoniales.  La alegoría sacerdotal me hizo vivir de nuevos las matinales entradas al auditorio de la biblioteca Pública Virgilio Barco, donde se celebró con éxito el congreso organizado por COLSUBSIDIO.

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