Lituania, Vilna – Centro barroco

agosto 3rd, 2010 by Jesus Lau

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Fotos disponibles en Flickr

Llegué a Vilna procedente de Londres para una visita a su centro antiguo. El aeropuerto, pequeñito, pero de arquitectura de mediados del siglo 19, de tipo neoclásico y con candiles en su vestíbulo. Tomé un taxi, el cual me cobró quizá el doble de lo que era la tarifa, por llevarme a la casa de huéspedes que había reservado. Así que las pocas Litas, que había cambiado, casi se me acababan. Entramos por estrechos callejones, donde sólo cabía un carro, cubiertos de piedra muy típica de muchas ciudades europeas. La casa de huéspedes era atendida por una chica rubia de gran presteza, que me asignó mi cuarto, uno pequeño, pero con todas las comodidades, incluyendo Internet inalámbrico y bastante pulcro.


Lituania Vilnus 1Me salí inmediatamente a caminar, el sol estaba todavía en su apogeo, a pesar de ser las seis de la tarde, me paré a comer algo en un restaurante chino, ordené y mientras me preparaban mi austero plato, me salí a tomar fotos de los edificios cercanos. Vilna tiene poca población, poco más de medio millón de habitantes, sin embargo es una ciudad extendida. Caminé por la calle principal admirando la arquitectura, especialmente la de las iglesias de estilos variados, en gran medida con características de las católicas y romanas, ya que este país es un devoto de esta rama del cristianismo, a diferencia de los otros dos países bálticos de Letonia y Estonia que son protestante luteranos.

Lituania Vilnus 4Admiré también el bonito trabajo de joyería de ámbar en todo tipo de piezas, collares, anillos, objetos de adorno para casa, etc. El ámbar, esa resina de millones de años, procedente de los bosques que cubrieron la tierra antes de su era gélida, es uno de los materiales típicos de esta parte del mundo. Compré un par de piezas para regalo. Luego busqué mi tarjeta postal especial, una pintura de este país, que no encontré nada fácilmente, sólo un vendedor de pinturas de acrílico y unas de óleo de calidad promedio, porque ya era tarde y la mayoría de los vendedores, más tarde supe eso, ya se habían retirado. No compré ninguna, hasta el día siguiente, pero cuando ya había cerrado la operación, a la cuadra siguiente me di cuenta que varios pintores exponían obras, algunas de excelente calidad/creatividad. Ya no compré ninguna porque el dinero en Litas se me había acabado y no aceptaban dólares.

Lituania Vilnus 3El clima estaba agradable, asoleado y cálido, pero no demasiado, estaba justo en lo agradable para caminar. En la tarde y noche, caminé y caminé hasta cerca de la media noche, cuando me senté en un restaurante para cenar algo en la amplia plaza empedrada donde está el teatro nacional. Mientras ordenaba y me servían, observaba el ir y venir de los locales y los turistas, mientras escuchaba el lituano, que no le lograba entender casi nada, quizá una que otra palabra que sonaba con raíz greco-latina. La cena nunca llegó porque tuvieron problemas de electricidad, me imagino que la estufa era eléctrica, el caso es que me regresé a mi casa de huéspedes sin cenar, porque los demás restaurantes que estaban por el camino, ya estaban con la cocina cerrada, así que terminé comiendo de lo que traía en mi mochila, por lo que se ofreciera.

Aquí no comí nada local especial, excepto el desayuno que puntualmente dejaron a la puerta de mi cuarto. Al llegar a la casa de huéspedes me dieron una hoja para que marcara la hora y lo qué deseaba desayunar. Pedí pan de centeno, un huevo duro, queso, té y Nutella, la cual por cierto es riquísima aquí, con té negro. A la mañana siguiente, tenía en un canasto el desayuno con platos, cuchillería y servilleta cuadriculada, como si fuera de picnic. Esa fue, como en Gotemburgo una bonita forma de empezar el día.
Lituania Vilnus 2Cerca de las dos de la tarde tomé un taxi y me fui con mi mochila a la estación de autobuses, un lugar chico. Busqué la línea de buses Lux, donde compré el boleto, que me transportaría en cuatro horas a Riga, la capital de Letonia, el otro país báltico. Disfruté el recorrido en una carretera de dos carriles, casi siempre bordeado de campos de trigo y otras plantas, interrumpidos por bosques que parecen abundar en la campiña lituana. Cerraba así, una visita rápida, pero intensa a Vilna, llevando conmigo las imágenes de su bonito centro histórico de calles medievales y construcciones barrocas, así como múltiples copias de su arquitectura en mi cámara digital.


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