Llegar a Boston es como abrir un picaporte para entrar a los recuerdos, esos de cuando la vida era de sueños, de planes, de expectativas y de aspiraciones para lo que venía en la vida. Hace más de tres décadas que vine a esta inglesada ciudad (he regresado ya en otras ocasiones) a hacer un verano de la maestría en Simmons College, motivado por conocer el mundo, el Este, la parte más poblada de Estados Unidos. La idea surgió porque conocí en México al profesor Juan Freudenthal, de origen chileno, pero radicado en Estados Unidos. El había fue contratado por Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (CONACYT), que en esa época lo representaba Guadalupe Carrión por dirigir el programa de becas de postgrado para formar profesionales graduados en bibliotecología, que en esa época no existía en este nivel. Los alumnos que partían al extranjero para hacer un con beca de CONACyT recibían un curso sobre bibliotecología y cultura norteamericana. Juan trabajaba para Simmons y describía Boston como una gran metrópoli, platicaba de la cercanía a Nueva York, que le permitían ver y sus grandes obras musicales, entre ellas, por ejemplo: “My Fair Lady”, que estaba en escena por esa época. Sus relatos me impresionaban tanto que le compré el disco del musical y se lo mandé regalar a la Señorita (así le decía formalmente) Guadalupe Carrión, como gratitud por su profesionalismo en apoyar el programa de becas para formar bibliotecólogos a nivel maestría, un nivel de estudios que no existía en México todavía y del cual me estaba beneficiando, y antes me había también beneficiado del Curso Intensivo de Entrenamiento Técnico de Bibliotecarios, que también organizaba CONACYT en la Escuela Nacional de Biblioteconomía y Archivonomía esos años.