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Amanecí en un hotel a la orilla de una carretera, en Texas, cerca del aeropuerto de Houston, sin maleta y con un día más de retraso en mi retorno a México. El alojamiento fue cortesía de Continental Airlines, por la descompostura de su avión de Nueva York. Ayer en la tarde, documenté mi maleta, esperé un rato en la sala y abordé puntualmente, tomé mi asiento, uno de fila de en medio, que a mi no me gusta, porque no puedo levantarme a mi antojo. Me acomodé, y mandé un mensaje a mi familia, de que ya salía de regreso, que por favor fueran a recogerme a las 23:30horas. Pasaron los minutos y el avión no despegaba, cuando al rato nos dijeron que el avión tenía un desperfecto. Transcurrió más tiempo, y la sobrecargo dio otro anuncio, diciendo que estaban esperando unos mecánicos, que no sabía cuando tardarían en llegar. Una hora más tarde, nos anunció que si teníamos conexiones, saliéramos del avión al mostrador de servicio, para que nos reprogramaran el viaje.