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Estimado Bernardo,

Se que has entrado, este miércoles, a esa larga noche que sigue después de nuestro tránsito por esta vida, después de una intensa lucha contra ese cáncer estomacal, que minó tu cuerpo, pero que hasta el último momento guardaste una inquebrantable actitud positiva, según lo pude constatar en la última charla telefónica que tuve contigo hace un mes.

Debo decirte que te recordaré por muchos detalles, esos que construiste con tus actos, con tus momentos y con tus charlas en las veces que nos encontramos de vacaciones de verano y visitas decembrinas, o cuando tuvimos, mi familia y yo, la oportunidad de pasar por Culiacán, principalmente. En mi valija mental, esa memoria que construimos y llenamos con el tiempo, tu imagen será la de un hombre de decisiones fuertes, a veces férreas, pero que siempre tuviste el don de la broma alegre, que hacía pensar y reír durante la conversación, no importa cuál fuera. Tu presencia, casi siempre en ropa formal, y tu predilección por los carros grandes, espaciosos, será otro elemento esencial de tu imagen, para tenerte presente, especialmente en tus años primeros en que te conocí.

Tuviste una gran espiritualidad, la cual guió tu vida, y la de muchos, especialmente de quienes te rodearon en tu grupo religioso. Te acompañé, con mi familia, alguna vez, a uno de tus servicios, donde constaté el fervor a tu templo. Aunque creo que nunca ejerciste la docencia, fuiste un maestro nato. Siempre dispuesto a asesorar en cuestiones contables o a compartir tus puntos de vistas sobre el quehacer nacional y la vida en general. En varias ocasiones, recurrí a ti para tener orientación fiscal, un rubro, donde tu conocimiento era excepcional y donde ejerciste tu labor profesional.

A pesar de que nos vimos en tiempos de visitas fugaces, pude constatar el gran conocimiento sobre nutrición que tuviste y que Gracie compartía como una experta cocinera, quizá, para mí, la mejor artífice de la comida vegetariana en la familia. Posiblemente por eso siempre tuviste esa estructura corporal delgada, un cuerpo al que nunca vi que lo dañaras con el cigarro o con el alcohol. Realmente, tú y tu familia llevaron una vida de gran disciplina alimenticia.

Recuerdo tus primeros años de padre, de ese primer cumpleaños de Kenia en Culiacán, que me tocó presenciar, donde volcabas tu afecto paternal. Igualmente, la llegada de Julio, especialmente, durante nuestra visita a Ciudad Obregón, donde vivieron algunos años. Ese chico de meses, nos lo dejaron cuidando por un rato, pero al salir y cerrar ustedes la puerta, empezó a llorar, llorar y llorar, sin parar un segundo, hasta que pudimos localizarlos, creo, o cuando ustedes decidieron regresar, y encontrarnos a Martha y a mi angustiados por el imparable llanto del niño. También entre los recuerdos está Mariela tocando el órgano, esa habilidad musical que les inculcaste a tus hijos, así como su personalidad, quizá, desde mi punto de vista, la más cercana a la tuya. En Mariana, o Marianita para ti, miré como reflejabas una vez más el afecto por tus hijos, con esas lecciones que les dabas y que más tarde, en Guadalajara constaté la cosecha que ella hizo de tu educación y la de Gracie.

Bernardo, dejas un vacío, ese espacio que te ganaste o hiciste durante tu tránsito por esta vida. Te mando un saludo de despedida en esta semana que has cerrado el círculo vital de tu existencia. Dejas un legado familiar y de amistad, con esa esencia chiapaneca que siempre tuviste, para mí fue una fortuna conocerte. Le hago llegar a Gracie mi solidaridad en estos momentos en que iniciará una nueva etapa de vida, para ser capitán de ese gran barco familiar, que ahora le cedes completamente. Estoy seguro que ella guiará, como siempre lo hizo, con abnegación constante y sacrificio frecuente, el rumbo de la familia, incluyendo tu nuera y tus nietos. A ella también le expreso mi admiración por esa entrega total, sin cuestionar, y de grandes esfuerzos para construir y mantener el núcleo familiar. A los muchachos: Kenia, Julio, Mariela y Mariana les envío un gran abrazo que circunde tu ausencia, deseando que los recuerdos y enseñanzas que les dejas sean el bálsamo a tu partida, a esa noche eterna, a la que todos llegaremos un día.

Con afecto para ti y tu familia,

Jesús Lau

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Mensajes

Adda Mariella Velasco Castro escribe...
Gracias tio. Todos extrañaremos mucho a mi papa.
Lo recordaremos con amor cual fue toda su vida.
Creo es momento de pensar a que realmente venimos a esta breve vida.
Y ser mejores cada dia.
un fuerte abrazo tio
Escrito en Dec 7, 2011 - 06:13:33